viernes, 3 de agosto de 2007

Cosas que mortifican


Por Gabriel González
Hubo varias cosas que salieron a relucir esta semana en el béisbol de las Grandes Ligas. En el tapete está el poder ver a Barry Bonds conectar los dos fulanos jonrones que necesita para, primero igualar y, después, superar a Hank Aaron en el privilegiado puesto de líder de batazos de vuelta completas en el mejor béisbol del mundo.
La presión no ha sido poca. Y la fanaticada, como siempre, le ha puesto su sazón a la cosa propinándole abucheos y pitas al jardinero de los Giants de San Francisco. Lo cierto es que tarde o temprano Bonds logrará esos tan anhelados 2 jonrones que necesita, pero en particular el 755 con el que igualaría la marca. Los demás —que de seguro serán muchos— no serán tan agobiantes como estos dos.
En su búsqueda por el 755, Bonds se enfrentó el lunes pasado a Dontrelle Willis, lanzador zurdo de Los Marlins de la Florida. En un duelo de siniestros, el lanzador insignia de los delfines no se amilanó ante la posibilidad de ser él el pitcher a quien Bonds le propinara el vuelacerca 755. Asumiendo el reto, Willis le hizo 4 picheos, todos ellos a más de 95 millas por hora. El reto fue mayúsculo cuando Willis le hizo señas a Barry, retándolo a que se la sacara, Bonds sólo sonrió. Pareció por momentos poderse leer el pensamiento de Willis: "Si quieres que yo también entre en la historia, primero tendrás que pegarle a la bola". Al final, Willis ganó el reto.

Ya le han puesto precio a la pelota del vuelacerca 756: un millón de dólares. Válgame Dios semejante suma por ese souvenir que será como un ticket de lotería premiado caído del cielo para quien le caiga en sus manos. Supongo que las entradas de las gradas del rigth field serán las más buscadas en cada uno de los estadios donde se presente Bonds. San Diego será la sede para este próximo fin de semana, seguida de San Francisco, en donde estarán toda la semana próxima. Es muy probable que el evento ocurra en la sede de los Gigantes. Por momentos me imagino la cantidad de balsas y busos que estarán en la bahía detrás de la tribuna del jardín derecho, todos esperando su pelota del millón de dólares.

Uno jonrón, también muy esperado es el 500 de por vida de Alex Rodríguez. Irónicamente, uno de los peloteros más calientes del inicio de temporada, con 35 bambinazos este año, no ha podido lograr en tan deseado batazo 500 que lo coloque en ese privilegiado club de las 5 centenas de jonrones.
Al igual que a Bonds, las cámaras fotográficas y de vídeo quieren capturar el momento histórico cuando se cumpla la proeza de Alex. Miles de flash se encienden en cada swing del slugger del Bronx. Pero de igual manera, los hombros del nativo de New York comienzan a sentir el peso de tener que dar sólo un jonrón más para salir de la pesadilla que significa entrar a la lista. El día que lo logre, veremos a Alex correr las bases contento, pero más que por haberlo logrado, sonreirá por haber dejado atrás tan difícil capítulo en su carrera beisbolística.

Por fin el silencio de Johán Santana se rompió. El lanzador venezolano despotricó a todo pulmón la mala gerencia de Los Mellizos de Minesota, equipo que no ha sabido mover sus piezas y que ello los ha llevado a tener una muy pobre ofensiva y un peor picheo de relevo.
"El Gocho" declaró, a los medio norteamericanos, su descontento con la divisa de Mineápolis, enfatizando que no se veía en un futuro con los gemelos, lo que provocó reacciones dentro y fuera del equipo, la mayoría en apoyo a sus comentarios.
Ya era hora que Santana dejara de ser el jugador pasivo que jugaba para el equipo pero el equipo no jugaba para él. Se me acaban los dedos de ambas manos al enumerar las veces que Santana no ha recibido el apoyo ofensivo de los Mellizos para cristalizar una victoria. O, peor aún, son incontables las veces que los lanzadores relevistas han sido vapuleados por la ofensiva contraria después de que Santana dejaba el juego ganando.
Sin duda alguna, este es el inicio del último capítulo del tovareño en el equipo de Minesota. El año entrante vestirá una nueva camiseta, o por lo menos así lo espero. ¿Usted no?

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