jueves, 9 de agosto de 2007

A rey muerto, rey puesto.

Hank Aaron, quien por 33 años fue el monarca de los toleteros del béisbol, fue destronado. No sabemos si en buena o mala lid, pero la dinastía Aaron cedió paso a la dinastía Bonds. "A rey muerto, rey puesto" no es una frase casual. Es tan antigua como la historia del hombre en el planeta tierra. Ahora el nuevo favorito de los dioses del béisbol es Bonds y eso no admite ningún tipo de réplica, no importa si no nos gusta el color oscuro de su piel, su arrogancia natural, su facilidad para ganarse enemigos o porque sospechemos que pudo haber usado esteroides en algún momento de su carrera. Los reyes se imponen, no se eligen. Bonds es el rey y por su investidura se hace merecedor de respeto y obediencia de partes de sus súbditos, en este caso todos los otros jugadores, autoridades, periodistas y aficionados del béisbol. No importa si el monarca es un sabio como Salomón (tercer y último rey de todo Israel), depravado y sanguinario como Calígula (el tercer emperador romano), un conquistador y constructor como Darío I (rey del imperio persa 500 años A.C.) e incluso un tonto como Claudio, el cuarto emperador romano. Tampoco importa si en el ejercicio de su reinado entra en conflicto con sus súbditos e incluso hasta con Dios, como sucedió de acuerdo a la Biblia con el rey David, el primer monarca de un Israel conjunto. El rey es el rey y su autoridad no es cuestionada, mucho menos su linaje, métodos y logros. Punto. La historia humana está llena de intrigas, guerras y disputas por el poder. Por el poder, los hombres cometen parricidio (dar muerte a un familiar, ascendiente o descendiente, el hijo al padre o el padre al hijo), fratricidio (dar muerte a un hermano) o el no menos reprochable y simple homicidio (asesinar a otro ser). Para ascender en la escala social, los hombres han apelado a todas las armas a su alcance: Piedra, palo, cuchillo, bala, bomba y hasta el terror psicológico. "En la guerra y el amor todo se vale" es la justificación que han dado algunos de los grandes criminales de todos los tiempos, que también han sido "bautizados" como algunos de los grandes lideres de la historia humana. Seamos positivos, al menos Bonds no tuvo que matar a Aaron para despojarle de la corona de los jonrones. Al menos en el béisbol no hay guerras sangrientas por el poder. Todo se resuelve amistosamente, aún entre personas que no son muy amigas. No sabemos si el reinado de Bonds será tan largo como la dinastía de emperadores japoneses que lleva 1,500 años en el "Trono de Crisantemo", un poco menos largo como el de Ruth (63 años), intermedio como el de Aaron (33 años) o efímero como el de Eumenes III, último monarca de Pérgamo (actual Turquía), quien gobernó entre 133 y 129 antes de cristo antes de ser derrotado y ejecutado por los romanos. Lo que sí sabemos es que Bonds es el rey, gústenos o no.
Enrique Rojas

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